Nuestro mundo se ha convertido en la Sodoma moderna (I Parte)

Domingo 24 de Agosto del 2008
Moral Cristiana
 Estados Unidos

La comunidad homosexual de Los Estados Unidos de Norte América, está tomando un peligroso giro que sin lugar a dudas afectará el futuro de nuestros hijos. Entérese de cómo ese movimiento está planeando una mayor incursión en la vida de nuestros niños y del mundo cristiano en general. Mediante este formidable estudio usted podrá descubrir muchísimas cosas que tal vez nunca en la vida siquiera se las llegó a imaginar.

Dios le ayude en la lectura de este maravilloso material que fue traducido al castellano con el único propósito de ayudarle a comprender que estamos viviendo en el fin del tiempo.

LA HOMOSEXUALIDAD REGRESA A SODOMA

Por Gary Gibbs

Hace algunos años, lo que debía ser una bendición para la Iglesia Bautista de Hamilton Square en el estado de California USA, se convirtió en una horrible pesadilla. Lo que ocurrió esa noche nos recuerda algo que tomó lugar en la antigua ciudad de Sodoma la noche antes de su destrucción. Todo comenzó en San Francisco California, cuando el Pastor Lou Sheldon, fundador de la Coalición de Valores Tradicionales, fue invitado a esa iglesia para que hablara sobre el tema de la homosexualidad. Los activistas homosexuales se enteraron del asunto y pasaron la voz al periódico San Francisco Press. El reportero del San Francisco Press asignado a esa área respondió inmediatamente publicando un artículo en la portada, y usando un lenguaje que tenía como propósito encender el ánimo de la comunidad homosexual de San Francisco, California.

Tan pronto como el artículo salió, comenzó una avalancha de llamadas telefónicas a la iglesia de parte de los homosexuales demandando que suspendieran la reunión, y que bajo ninguna circunstancia se permitiera que el pastor Lou Sheldon hablara a la iglesia sobre la homosexualidad. Aun así, los planes para la charla siguieron adelante. Por fin llegó el día de la conferencia, pero poco antes de que ésta comenzara, todos los predios de la iglesia fueron invadidos por cientos de lesbianas y homosexuales en una protesta contra la iglesia. Alarmado por la situación, David Innes, el pastor de la iglesia llamó a la policía pidiendo ayuda, pero lo que le dijeron lo dejó con la boca abierta y no lo podía creer pues le dijeron: Esto es San Francisco, ¿qué esperabas? Los revoltosos homosexuales trataban de impedir que la gente entrara a la iglesia.

Los activistas homosexuales le bloquearon la entrada a la iglesia a un pastor llamado Charles McIlhenny, y los insultaban mientras el pastor y su esposa se esforzaban por entrar al templo. Uno de los revoltosos tomó a la señora del pastor McIlhenny por la cintura y la levantó en el aire para impedirle entrar a la iglesia. Ella levantó sus brazos y suplicó ayuda a un policía que estaba cerca, pero éste la ignoró. Su hijo le rogó a la policía que ayudara a su mamá, pero la policía, no pudo o no quiso controlar la situación. Mientras este pastor y su familia se acercaban a la puerta principal de la iglesia, fueron atacados con piedras e insultados una vez más. Los homosexuales quitaron la bandera cristiana de la iglesia y pusieron en su lugar la bandera de los homosexuales, (Gay Flag). Cuando el custodio de la iglesia intervino para impedirlo fue atacado con huevos. Uno de los revoltosos arrebató a una niña de seis años de los brazos de su madre y comenzó a interrogarla, mientras ésta lloraba sin consuelo muy asustada.

Después de toda esa conmoción los homosexuales se acostaron en el medio de las calles de la intersección Gary y Franklin impidiendo todo el tráfico. Una mujer se quitó la blusa y exhibió sus pechos a los miembros de la iglesia que ya iban de camino a sus casas mientras continuaban insultándolos y diciéndoles: Dennos sus hijitos. Un niñito de 8 años llorando histéricamente y muy asustado decía a su mamá: Ellos me quieren a mí, sí, es a mí a quien ellos quieren. Lo extraño de todo esto es que a pesar de toda esa conmoción, la policía no arrestó ni a uno de los invasores. Es muy difícil creer que todo esto ocurra aquí en los Estados Unidos de Norte América, y en pleno siglo 21. Si este fuera un caso aislado tal vez nos consolaría, pero la verdad del caso es que no lo es.

Continúa…

3 respuestas

  1. Cada día son más insolentes las manifestaciones gay en el mundo, no sólo como el hecho comentado, sino en una estrategía destinada a tomar el poder, en los más altos puestos de gobierno, tanto en el ejecutivo, parlamento y poder judicial, desde cuyas instancias van tejiendo como arañas sus redes de concupiscencia maligna entre los jóvenes, a quienes hacen ver que tal actitud debe ser tolerada en nombre de la libertad, como lo hizo la serpiente con nuestros primeros padres. Por tal motivo es menester fortalecer nuestra fe en las Sagradas Escrituras, desenmascarando este accionar del maligno, pero haciendo relevancia que ello es el anuncio del regreso victorioso de nuestro Señor Jesucristo, en gloria perfecta. Amén.

  2. Se os a olvidado decir que las películas, teleseries y telenovelas de televisión son un estudio científico para homosexualizar para así evitar la superpoblación.

  3. Estimado Gary. Mi agradecimiento y admiración por el artícuo que usted escribió, pues está basado en la verdad, en la palabra de Dios. Vivo en República Mexicana, y veo transcurrir (con horror), que con fines políticos, económicos y «culturales», día a día se va generalizando cada vez más el ser homosexual. Una de las ciudades más grandes del mundo es el Distrito Federal. Ahí las actuales autoridades patrocinan e inducen a que se efectúen publicamente «matrimonios gay», paquetes turísticos con todo incluído, de «luna de miel» para parejas gay, etc. Concuerdo con usted en que no nos toca juzgar y mucho menos odiar a la persona homosexual. Sino amarlo sin fomentarle el pecado. Pero de eso a propiciar (y peor como autoridad civil, como pasa en México), celebraciones públicas y cambios en la ley, en beneficio de esta aberración aborrecida por Dios, hay una gran distancia. Es indudable el avance que ha estado obteniendo el mal, en la sociedad actual. Debemos redoblar nuestro esfuerzo en conocer, cumplir y publicar la palabra de Dios.

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